El martes por la noche se produjeron una serie de accidentes en la I-65 en Alabama, al parecer causados por un conductor de semirremolque acusado de conducir de forma temeraria y bajo los efectos del alcohol. Según las autoridades, el camión de 18 ruedas chocó contra varios vehículos a lo largo del puente del río Tennessee antes de detenerse cerca del punto kilométrico 334, donde se incendió. Al menos una víctima mortal ha sido relacionada con estos sucesos, aunque las investigaciones continúan. El conductor del camión ha sido detenido y podría enfrentarse a varios cargos por delitos graves, como asesinato, conducción bajo los efectos del alcohol y abandono del lugar del accidente.
Cada vez que oigo hablar de accidentes relacionados con un camionero supuestamente ebrio, no puedo evitar pensar en algo más que en lo que ocurrió ese día en la carretera. Según mi experiencia, este tipo de accidentes suelen poner de manifiesto fallos sistémicos de mayor envergadura. Es importante preguntarse cómo y por qué este conductor conducía un semirremolque.
¿Hubo fallos en la contratación, la selección o la supervisión que permitieron que un conductor ebrio se pusiera al volante?
Mientras que los primeros informes alegan que el conductor del camión estaba bajo los efectos en el momento del accidente - un problema muy grave en sí mismo - es importante que los investigadores también examinan cómo este individuo llegó a operar un vehículo comercial en el primer lugar. En mi experiencia, los accidentes de este tipo no sólo plantean preguntas sobre las acciones del conductor en el momento, sino también acerca de si su empleador tenía la contratación adecuada y los protocolos de supervisión en su lugar.
Los investigadores deben determinar si el conductor tenía un historial previo de violaciones de seguridad, delitos de drogas o alcohol, u otras banderas rojas que deberían haber planteado preocupaciones. Si este conductor tenía un historial problemático, es justo preguntarse por qué se le autorizó a conducir un camión de 18 ruedas. Los empleadores tienen el deber de garantizar que sólo los conductores cualificados y seguros están al volante de vehículos comerciales. Esto incluye la realización de comprobaciones exhaustivas de antecedentes, controles periódicos de drogas y alcohol, y la supervisión activa de la conducta al volante a través de programas como las pruebas aleatorias y el seguimiento telemático.
Cuando se produce un accidente de esta magnitud y se alega una deficiencia, no basta con centrarse en el conductor. Los investigadores deben estudiar si hubo fallos en los niveles superiores de la cadena de responsabilidad que pudieran haber contribuido a que el conductor estuviera en condiciones de causar daños.
¿Qué pruebas podrían aclarar lo que falló?
Una investigación exhaustiva debe reunir pruebas para comprender plenamente cómo ocurrió este incidente. Además de las pruebas en el lugar del accidente, como las posiciones de los vehículos, las marcas de derrape y las grabaciones de las cámaras de a bordo, la atención debe centrarse en los registros internos de la empresa de camiones.
La revisión de los archivos de cualificación del conductor, los resultados de las pruebas de drogas y alcohol, los registros de horas de servicio y cualquier historial de quejas o infracciones pueden proporcionar información crítica sobre si este accidente no sólo era previsible, sino evitable. Además, los datos del módulo de control del motor (ECM) y la telemática del semirremolque pueden mostrar la velocidad del conductor, el frenado y el uso del acelerador que condujeron a la serie de colisiones.
Por qué es importante obtener una imagen completa en casos como éste
Como alguien que se ocupa regularmente de accidentes de vehículos comerciales, sé que los accidentes en los que están implicados conductores incapacitados pueden revelar problemas mayores que las acciones de una sola persona. A menudo reflejan fallos a múltiples niveles, desde las malas decisiones del propio conductor hasta la posible indiferencia o negligencia de la empresa al ponerle al volante.
Tanto si se trata de señales de advertencia no percibidas durante la contratación, de falta de controles periódicos o de lagunas en la supervisión de los conductores, estos fallos merecen ser examinados. Sólo a través de una investigación exhaustiva y objetiva puede salir a la luz toda la verdad y determinarse la responsabilidad.